viernes, 18 de abril de 2014

Autobiografía

Yo nací el 31 de agosto de 1989 a las 5:15 de la tarde en la clínica San Luis en Bucaramanga. Mis padres se llaman Alba Rocío Rodríguez y Edgar Prada Granados (el cual solo sirvió para hacerme porque nunca asumió su rol de padre) y tengo tres hermanos menores: Didier Prada Rodríguez, Ivana Prada Rodríguez y Melanie Niño Rodríguez quien es la menor y es hija de mi padrastro Nelson Niño Cornejo el cual ha hecho las veces de papá para mí y mis otros hermanos.
Fui al colegio por primera vez a mis tres años de edad, lo curioso es que ese día se suponía que como es usual, los niños lloran porque sus padres los dejan allá en la escuela, en mi caso mi mamá fue la que se quedó llorando porque yo entré a estudiar. El colegio se llama, digo se llama porque todavía existe, Chiquilladas y queda en Cañaveral, ahí cursé desde pre-escolar hasta cuarto grado de primaria, yo pertenecía al grupo de danzas y todos los años representaba al colegio en las olimpiadas matemáticas sumado a ello, siempre izaba bandera y todos los años me dieron mención de honor por excelente rendimiento académico. En ese lugar pasé los mejores años de mi vida y conocí gente muy agradable.
Desde quinto primaria en adelante, las cosas fueron un poco diferentes ya que económicamente la situación no era igual a los años anteriores. Por consiguiente, ese grado lo cursé en una escuela llamada Divino Salvador ubicada en el Diamante II, allá también obtuve mención de honor por buen rendimiento académico. Después, presenté el examen de admisión en el colegio INEM de Bucaramanga ubicado en Provenza y pasé, entonces, allá cursé desde sexto hasta onceavo grado. En ese colegio, también pertenecí al grupo de danzas, al equipo de voleibol y todos los años gané mención de honor al igual que en los colegios anteriores. Cabe mencionar que me gradué en el año 2006 de la rama PBI (idiomas), es decir, soy bachiller académico con énfasis en idiomas.
Luego, estudié técnico en auxiliar de enfermería en Eforsalud, entré en el año 2007 y como solo dura 3 semestres esa carrera, me gradué a finales del año 2008 después de haber hecho un diplomado en farmacología. Allá en Eforsalud conocí gente con la que todavía mantengo contacto, recuerdo, que estudiando allá, fue la primera vez que entré a una discoteca cuando solo tenía 17 años. Estudiando enfermería aprendí muchas cosas, hice prácticas en el Hospital Universitario, en la Clínica Comuneros y en la Clínica Materno Infantil San Luis.
Después, en el año 2009, comencé a trabajar en un supermercado y simultáneamente empecé a estudiar diseño gráfico en la UDI, estudiaba de lunes a viernes de 8 de la mañana a 12 del mediodía y trabajaba en las tardes de 3 a 9:30 de la noche. Los únicos días que no trabaja eran los martes y los jueves porque entrenaba voleibol con el equipo de la universidad. Para poder entrar a estudiar esa carrera cometí el peor error de mi vida: sacar un préstamo con el icetex (el cual todavía me tiene amarrado, pagándolo). Cuando iba en tercer semestre, no pude seguir estudiando allá, pues entre lo caro que eran los materiales y el poco tiempo que me quedaba para dedicarle a mis trabajos manuales, se reunieron todas las razones para retirarme.
Entonces, decidí inscribirme a estudiar Idiomas en la UIS, al fin y al cabo tenía bases sólidas desde el colegio. Pasé y entré a estudiar a principios del año 2011, en esta universidad he encontrado personas muy valiosas que han estado conmigo en los momentos más difíciles, y estudiando idiomas he aprendido muchas cosas que antes desconocía, con la literatura por ejemplo, he aprendido a ver el mundo de una manera diferente, con otros ojos como por así decirlo. Todavía trabajo (desde los 19 años nunca he dejado de hacerlo) para costear los gastos de la universidad y en los ratos libres le ayudo a mi mamá en su negocio: un micromercado.
Actualmente entro a cursar séptimo semestre de licenciatura en español y literatura en la UIS, de lo cual me siento muy orgulloso y espero graduarme lo más pronto posible e iniciar mi maestría en semiótica.

No se puede dejar de lado que, aparte del estudio que siempre ha sido muy importante para mí, también jugaba mucho. Recuerdo que me gustaba jugar venados y cazadores, el escondite, las maras, ir a piscina, bajar al monte del conjunto a ¨pescar¨ peces, el ponchado y policías y ladrones; como en mi infancia no existía el Facebook ni el Messenger y no habían celulares con redes sociales, pude disfrutar más de la compañía de mis amigos y los ratos que pasaba con ellos, eran momentos de calidad en los cuales uno cuando se entraba a la casa (tipo 7 de la noche porque mi nona me entraba pues para ella a esa hora ya era muy tarde para que un niño estuviera en la calle) lo único que añoraba era que fuera el otro día para volver a salir de nuevo a jugar con ellos. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario