Crónica # 4: amor
EL PERUANO
Camila (mi vecina y amiga),
pertenecía desde los quince años a las barras bravas del Bucaramanga. Siempre
me contaba sus ¨chocoaventuras¨ -como le decíamos cuando hablábamos-; me
narraba cómo iban de un lugar a otro en mula con sus amigos de la barra, cómo
pedían plata para subsistir en los viajes, cómo, a veces, les tocaba correr
porque hacían algo indebido y los perseguían a palo o cómo se drogaban entre
viaje y viaje para pasar el rato. Ella no es de mala familia, solo que esa vida
le gustaba, lo tenía todo en la casa pero amaba lo que hacía; inclusive, en
muchas de las ocasiones en las que me contaba sus travesías me decía ¨gracias a
mi equipo del alma, he podido conocer media Colombia, paisajes que solo se ven
en carretera, ese cielo hermoso, estrellado como nunca lo veo en la ciudad, el
mar que es hermoso¨.
Yo, cada vez que ella viajaba
pensaba en si la iba a volver a ver, se perdía por días, semanas, meses y
cuando regresaba, trajinada me contaba lo que había hecho y no voy a negar, me
entretenía. Todos decían de ella ¨esa niña si es ñera¨, pues tiene tatuado el
escudo del Bucaramanga en la espalda y las iniciales AB con un mensaje que no
recuerdo en la cintura, pero yo siempre
la acepté como era porque realmente esas cosas nunca me han importado. Ella
siempre viajaba con hombres, ¨guerreros¨ se decían, ya que no es usual que las
mujeres hagan lo que ella hacía ¨mulear¨ como para ponerle un nombre.
Siempre que hablábamos, nunca la
oía mencionar nada acerca del amor, yo le preguntaba si ella no se metía con
algún hombre con los que viajaba y ella me respondía ¨marica yo por más que
esté fumada, enviajada, peganteada, me hago respetar a lo bien¨. Era virgen,
decía; cuando hablaba del amor, no parecía esa guerrera que yo veía siempre, al
contrario, tan inocente y curiosa de experimentar. Desde niña su abuela, que en
paz descanse, le inculcó mucho que se valorara y ella eso lo cumplió al pie de
la letra, tal vez porque era el ser que mas amaba.
En una de sus tantas locuras, en
agosto del 2012 me dijo ¨marica me voy para Perú a ver jugar a mi selección
Colombia¨ yo no lo podía creer, porque no se iba en avión, se iba
¨guerreándola¨ como siempre lo había hecho. Ese viaje no duraba días, ni
semanas, duraba meses y me inquieté; me echó un trabalenguas ¨marica de acá me
voy desde papi quiero piña hasta Bogotá, de Bogotá me voy para Ipiales, desde
Ipiales jummmmm me nombró Quito, Bolivia y Perú¨ algo así me dijo.
Eso fue diciendo y haciendo, la
semana siguiente estaba lista para irse. Con la hermana la acompañamos hasta
papi quiero piña y allá la despedimos junto con dos muchachos. Me había dicho
que allá en Bogotá se encontraban con otro muchacho y que eran cuatro los que
viajaban.
A pesar de que le dije que todos
los días le iba a escribir un inbox para que no se sintiera sola, los oficios y
el trajín diario hicieron olvidar esa promesa. Un día, ella me escribió un
mensaje ¨marica estoy en Arequipa, parce hace un frío ni el más hijueputa, uno
de mis amigos está encanado ¡qué visaje! Jummmm y marica me está cayendo un
cholo pero no me gusta porque habla todo campesino¨, yo le escribí que ojo, que
tuviera cuidado y que cuando regresara no se olvidara de traerme un peruano (un
gorro tejido típico allá en Perú).
Pasó mes y medio más o menos, yo
estaba angustiado ya porque no sabía nada de ella. Un día al meterme al
facebook, encontré un mensaje de ella ¨marica estoy embarazada¨, lloré,¿ por
qué?, no sé; está es la hora y todavía me lo pregunto, tal vez porque esa guerrera
nunca había guerreado frente a esas cosas, supongo.
No volví a saber más de ella
hasta octubre cuando me dijo ¨marica me devuelvo para Bucara, llego más o menos
en una semana¨, y efectivamente a la semana estaba acá. Cuando la vi, la abracé
y le dije que estaba muy feliz de que estuviera de vuelta; obviamente ella y yo
teníamos que hablar de muchas cosas y pues nos sentamos.
¨Marica me enamoré, no sé en qué
momento. Yo vivía en la casa de él con sus papás y sus dos primos, trabajaba
medio tiempo en una papelería. Las peruanas son insípidas parce, a comparación
de las colombianas que si tenemos el sabor jajajajaja, marica a lo bien, todos
los cholos estaban a la pata mía y yo más me arreglaba ¿a quién no le gusta
eso? Yo sé que las cholas no me querían porque al ojo de ellas parecía una
perra, me ponía chores cortos y me echaba labial rojo para darles más celos,
claro, ellas rabonas porque los cholos se fijaban en esta extranjera jajajaja¨.
Recuerdo mucho esa conversación,
no solo me dijo eso, me dijo también que allá metía mucha marihuana y que él,
Alejandro, también lo hacía. Ese cholo que la pretendía termino al fin por
conquistarla, con risitas, ojitos y demás. Ella le dijo que era Virgen, sin
embargo, se le entregó en el piso de la sala, él tal vez no le creyó porque fue
un poco rápido y brusco, estaban enviajados y además ¿quién le iba a creer a
una mujer que siempre viajaba sola con hombres y se drogaba?
La sangre al otro día en los
pantalones de él, confirmo la virginidad de Camila y se enamoró obsesivamente
de ella, la cuidaba en exceso hasta tal punto de no dejarla salir ni siquiera a
hablar a la calle. Ellos siguieron teniendo relaciones sin protección y solo
usaban la postday.
Un día, Camila mamada de estar
encerrada, se alistó, fumó su dosis (se excedió por cierto) y se dispuso a
salir, pero en ese momento llegó él y forcejearon, la mandó contra la cama pues
ella estaba más vulnerable, la desvistió y él también lo hizo, le alzó las
piernas y le dijo ¨esto nos va a unir para toda la vida¨ (ella solo recuerda
eso, no más). Efectivamente, los unió para toda la vida.
Al terminar de hablar con ella,
después de todo lo que me contó, dos horas más tarde aproximadamente, le dije
¨parce y a todas estas mi peruano¨, ella se rió y tocándose la barriga me dijo
¨acá se lo traje¨, una peruanita hoy en día de un añito y medio.
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