Crónica # 3: personaje
Carolina
Eran alrededor de las diez de la
mañana, estaba yo aquel domingo en mi puesto de trabajo: la caja registradora más
cercana a la puerta del micro mercado. Hace ya un tiempo no la veía, una amiga
muy particular ¨Carolina¨.
En ese preciso momento, no sonaba
el teléfono para los domicilios, lo que indicaba que no tenía nada que hacer.
Me senté un rato a descansar y seguido a eso volteé mi cara para mirar hacia afuera
del negocio, cuando la vi; Carolina pasaba en frente del micro mercado. Ella me vio inmediatamente al voltearme, se
acercó a mí y me dijo- hola, tiempo sin verte, voy a piscina acá con Carlos, ¿a
qué hora sales?, yo me voy con usted para su casa y hablamos un rato-, yo le
dije que salía a las dos y que la esperaba a esa hora ahí en la entrada del
negocio.
A la una y treinta llegó Carolina
a la entrada del micro mercado, me esperó hasta las dos y, después, nos
dirigimos a mi casa caminando. Cuando llegamos había arroz con pollo, como
Carolina no había almorzado, serví para los dos y nos sentamos a almorzar. Ella
se veía desganada, comía como por no dejarme el arroz servido, por el
contrario, yo comía como si no hubiera más comida en el mundo. Empecé a
preguntarle cosas sobre su vida: que qué había hecho en todo ese tiempo sin
estudiar, que dónde estaba viviendo, qué si tenía trabajo; ella respondía a
todas mis preguntas, pero cuando le pregunte acerca del trabajo, cambió su
semblante y me dijo- estuve en San Gil, precisamente haciendo eso ¨buscando
trabajo¨ pero…-, se quedó callada y se le aguaron un poco los ojos, ¨ ¿Pero qué?¨
le dije. Ella bajó el tono de la voz, pues no estábamos solos en la casa y
enseguida me dijo –me violaron-. Devolví la cucharada de arroz que estaba a
punto de meterme a la boca, ¨con eso no se juega Carolina¨ le dije, pero ella
me hizo saber que era verdad porque me miró con una tristeza que nunca había
visto, mientras dejaba caer una lágrima sobre su mejilla.
¨ ¿Cómo así Carolina?¨ le pregunté de nuevo. Ella dejó su plato en la
mesa y comenzó a contarme: ¨A raíz de lo que le pasó a mi nona, me tocó irme
para donde mi mamá, al norte; allá todo es muy diferente, el estilo de vida es
otro cuento. Me tocó retirarme de la universidad porque en realidad no podía
pagarla más, me dolió mucho, usted más que nadie sabe todo por lo que he tenido
que pasar por mi carrera y precisamente por no perderla fue que me pasó esto
que pretendo contarle. No me quería retirar de la universidad, ya lo había
hecho dos veces antes y no quería arriesgarme más, entonces, como no encontraba
trabajo de fines de semana, mi mamá me recomendó un bar en San Gil. En ese
momento la interrumpí y le dije- ¿un bar, qué hacen allá?, ella me respondió-
las chicas bailan, meserean y algunas complacen a los clientes-, ¨un puteadero¨
le dije, ¨digamos que si¨ me respondió.
Yo estaba dispuesta a hacer lo
que fuera por salvar mi carrera (lo decía con voz entrecortada, se notaba que
le dolía mucho hablar de eso), entonces, el viernes de esa misma semana en la
que mi mamá me dijo lo del trabajo en el bar, empaqué mi maleta como con dos
mudas de ropa y me fui para San Gil a eso de las seis de la tarde, lo peor de
todo es que no llevaba un peso, solo para los pasajes pretendiendo que me
dieran trabajo de una vez¨. En ese momento, yo me preguntaba por qué la mamá le
recomendaría un trabajo así y recordé que, tiempo atrás, Carolina me había
contado la historia de su mamá, muy dura por cierto; en la cual me contó que la
señora en la juventud ganaba dinero de esa manera: trabajando en los bares,
complaciendo a los clientes.
Mientras yo pensaba, Carolina
seguía contándome: ¨ cuando llegué a San Gil, paré en una tienda a comer, pues
no había almorzado. Me comí dos empanadas con un jugo néctar, pagué, y saliendo del lugar,
estaba estacionado un moto taxista; yo me acerqué a él y le dije- oye, tú sabes
¿dónde queda el bar Bariloche?-, él me miró extrañado, ¨y eso, ¿por qué la
pregunta?¨ me dijo, ¨voy a trabajar allᨠle respondí. Inmediatamente me dijo
que me subiera a la moto y nos fuimos camino al dichoso bar.
Eran las nueve y cuarenta y cinco
más o menos cuando llegamos al bar, me bajé y le pedí al muchacho que me
esperara un poco mientras entraba y hablaba acerca del trabajo. Tan pronto
entré al lugar había mucho ruido, muchachas bailando en unos tubos y hombres en
las mesas observando a las chicas; me dirigí hacia un tipo de barra y estaba
una muchacha atendiendo ¨a la orden¨ me dijo, yo le comenté que venía para lo
del trabajo porque me habían dicho que necesitaban muchachas; ella me observó y
me dijo que cumplía con los requisitos pero que tenía que esperar hasta el otro
día para hablar directamente con el jefe. En ese momento pensé que me tocaría
quedarme por ahí en una banca, pues pretendía tomar el trabajo lo más rápido
posible ya que la paga era buena¨. En ese instante le dije- Carolina ¿tú de
verdad pensabas hacer eso?- y ella me respondió sin reparo que tenía que salvar
su semestre.
Carolina calló por unos segundos,
pensé que no seguiría contándome, pero no fue así, siguió: ¨Cuando salí de
allí, el moto taxista me esperaba como le había pedido, le dije que me tocaría
quedarme esa noche por ahí en el parque en una banca porque no tenía plata ya
que el jefe no estaba y él era el encargado de contratarme. El muchacho me dijo
que no me preocupara, que fuéramos a dar una vuelta que él me iba a mostrar San
Gil para que lo conociera y pues yo acepté. De inmediato la interrumpí y le
dije- cómo te vas a poner a dar vueltas con alguien que no conoces, en un lugar
que no conoces, donde puede pasar cualquier cosa y sin tener un solo contacto
Carolina ¿qué te pasó?-, ¨sí, yo sé que las cagué, en ese momento todo se me
hizo fácil, uno piensa que todas las personas son como uno y resulta que no es
así¨ me dijo y en seguida prosiguió.
¨Acepté, me subí de nuevo a la
moto. Primero me llevó a un bar donde me tomé como dos cervezas, después a otro
donde me tomé otras dos; en el tercero, conocí dos amigas suyas que eran
lesbianas, muy vacanas por cierto y con ellas me tomé otras dos. ¡Ummm!,
recuerdo que ellas me llevaron a la barra del bar y nos tomamos un shot; bebida
que me cayó mal, es decir, que me alteró los tragos. Tan pronto me sentí muy
mareada, se lo dije a él, y lo que hizo fue sacarme del bar para la acera de enfrente donde había como un pastal; allí vomité y se me pasó un poco. Nos
devolvimos al bar, me despedí de las muchachas y nos fuimos a un cuarto bar
donde me tomé una cerveza, él ya estaba muy prendido y también se tomó solo
una. Después nos fuimos en la moto y nos caímos, me pegué duro, pero menos mal
no nos pasó nada. Nos volvimos a montar y me dijo que si quería me quedara en
su casa y no tuve reparo pues, al fin y al cabo no tenía donde quedarme.
Llegamos en veinte minutos más o
menos a su casa; cuando entramos, él me
mostró el cuarto donde me podía quedar y también dónde estaba la cocina, su
cuarto y el baño. Cada quien se fue para sus respectivos cuartos, yo tenía
mucho calor, entonces, entré al baño y me quité la ropa para meterme a bañar, de
lo prendida que estaba, no me percaté de cerrar bien la puerta del baño, quedó
entreabierta mejor dicho. Abrí la llave de la ducha y de pronto sentí que se trancó la puerta; él entró,
corrió la cortina de la ducha y me cogió de los brazos, ¨ ¿qué hace aquí?¨ le
dije, ¨silencio¨ me respondió tomándome más fuerte. Me pegó contra la pared y
empezó a darme besos por el cuello y yo le decía ¨no por favor¨ y lloraba, él
me decía ¨ahora va a llorar, no haga show¨; yo traté siempre de oponerme pero
él tenía mucha fuerza y… me violó¨. Tan pronto dijo ¨me violó¨, Carolina dejo
caer otra lágrima. En ese momento, me dio mucha rabia, ¨mucho hijueputa, claro
como la vio sola y tomada se aprovechó¨ le dije.
Ella continuó contándome: ¨Al
otro día, me levanté, me vi al espejo, tenía los senos todos morados y me dolía
todo el cuerpo. Cuando él se levantó, hice como si nada y le saqué el numeró de
celular y me fui. Como pude me vine para Bucaramanga, llegué y lo denuncié; me
tomaron todos los exámenes y gracias a Dios me salieron bien, lo único fue que
me prendió una infección vaginal porque no usó condón¨. ¨ ¿No usó condón?, que
asco ese malparido, que porquería, quién sabe con cuántas viejas se habrá
acostado, y hasta con hombres¨ le dije, ella me asintió con la cabeza y me dijo
¨menos mal que yo hace cuatro meses me puse las bandas anticonceptivas en el
brazo que tienen un noventa y nueve por ciento de confiabilidad, si no ¿se
imagina que hubiera quedado embarazada?¨.
En la fiscalía le abrieron
proceso, le dijeron que lo llamara para sacarle información ya que solo sabe
que se llama Richard. Esta es la hora y Carolina todavía no ha sido capaz de
llamarlo, dice que le da miedo y que la verdad quiere dejar todo eso atrás
porque sabe cómo es la justicia en este país.